En esta ocasión os quiero presentar uno de los clásicos de Cantabria, la vuelta al monte Buciero; una auténtica atalaya cubierta por el encinar cantábrico, protegiendo a los santoñeses de la bravura del mar Cantábrico. Se trata de una circular de unos 14,5km y 600 metros de desnivel positivo, que denota una gran personalidad por la visita a los faros del Pescador y del Caballo, y los fuertes de San Martín, Napoleón y del Mazo. Una de las cosas que más atrae a la gente a realizar este recorrido, es la visita al Faro del Caballo, para el cual hay que descender 682 escalones según algunos o 700/763 según los carteles que hay al inicio de las escaleras. Os invito a contarlas si tenéis suficiente paciencia para que podamos confirmar este dato. El esfuerzo que supone superar las verticales escaleras, se podrá ver recompensado con un refrescante baño junto al faro en época estival.
Accedemos al famoso pueblo pesquero por la S-401, carretera que atraviesa la Reserva Natural de de las Marismas de Santoña; y aparcamos en el parking subterráneo cercano a la plaza de toros. El coso taurino, curioso por ser seguramente el único que se encuentra pegado al mar, es el inicio de esta nuestra ruta (11m). Calentamos las piernas por el paseo marítimo hacia oriente, mientras contrastamos figuras culturales como la escultura del Pescador de Sulas con otras de una índole más política, como es el monumento a Carrero Blanco. A continuación al otro extremo del campo de rugby, se llega a las escaleras de acceso al fuerte de San Martín (S.XVII). Subimos por ellas y seguimos después la pista que lleva a la batería alta de San Martín.
Este camino lleva al penal del Dueso, pero en el transcurso de este recorrido pasamos primero junto a la Casa Blanca y llegamos al cruce cercano al Polvorín del Helechal. Aquí seguimos el camino enlosado que lleva al Fuerte de Napoleón o del Mazo (164m, del año 1810). Como no está abierto, no tardamos en regresar sobre nuestros pasos al cruce de caminos, y comenzamos a descender en dirección al Dueso, pasando enseguida por el polvorín homónimo. A continuación, nos decidimos a seguir el límite perimetral del penal en dirección a la playa de Berria, y de esta forma llegamos a la batería de La Cueva, erigida en 1811 por orden de Napoleón y la única que conserva una garita de vigilancia de la época en Cantabria (actualmente en restauración).
Volviendo atrás al último cruce, tomamos el Camino del Acantilado a nuestra izquierda, por el cual llegamos al punto en el que un sendero desciende a la Punta del Águila. Según indica un cartel en el punto que se inicia el sendero”[…]podemos encontrar los restos de la Batería del Águila, de época napoleónica, emplazamiento defensivo que cubría la zona entre la Punta del Águila y la Punta del Pescador. Se conservan dos plataformas para artillería y a escasos metros, dos estancias para alojamiento y almacén de municiones. Aquí se encontró un cañón que se instaló en el barrio de San Antonio en Santoña.”
Si retomamos la pista del Camino del Acantilado, esta nos llevará en suave paseo al Faro del Pescador, situado en la punta homónima. Situado a 13 metros sobre el terreno y 39 sobre el nivel del mar, se encendió por primera vez el 1 de febrero de 1864, alumbrado por una lámpara de aceite de oliva. Junto al vallado superior del vigía marítimo se inicia el sendero que rodea la vertiente oriental del monte Buciero; señalizado con marcas del PR-S 49. A la sombra del encinar cantábrico que esconde el caótico karst, vamos ganando altura para llegar al cruce de Cuatro Caminos (200 m).
Es en este lugar donde encontramos la señalización del Faro del Caballo, la cual indica que tomando el camino de la izquierda (E) se llega a las vertiginosas escaleras. Un cable acerado hará las veces de pasamanos para ayudarnos a afrontar los escalones construidos por reclusos del penal del Dueso; que la primera impresión al verlos, puede ser bastante fuerte para gente poco habituada a las alturas. El faro, que comenzó a funcionar el 31 de agosto de 1863; tiene el plano focal a 24 metros sobre el nivel del mar y 13 sobre el terreno. Actualmente no funciona y unas escaleras permiten el acceso del mismo al mar, lo que hace que mucha gente baje a darse un baño en este idílico lugar.
Tras las fotos de rigor queda lo más duro de la jornada, subir las verticales escaleras… Nuestros cuádriceps y gemelos se encontrarán resentidos cuando lleguemos a superar el último escalón; será entonces cuando continuemos a la izquierda para visitar la Batería de San Felipe. “Construida en 1741 en este excepcional emplazamiento, esta batería, que consta de dos plataformas, conserva el trazado original del S. XVIII. Llegó a disponer de una guardia permanente de 20 soldados alojados en un único edificio del que aun se conserva la plataforma y restos de los muros. Varios de sus cañones fueron arrojados al mar, no habiéndose podido recuperar ninguno hasta la fecha.”
Desde la batería no encontramos un sendero que de continuidad; así que regresamos atrás para volver al cruce de Cuatro Caminos, y desde allí seguimos hacia el sur. Tras pasar junto a la Casa de la Peña, se llega al mirador de la Peña del Fraile; lugar de obligada parada. Poco a poco continuaremos perdiendo altura hacia Santoña y pasaremos por la Batería de Galvanes, la cual completaba la defensa de los fuertes de San Carlos y San Martín. Data del año 1863 y consta de dos explanadas a diferentes niveles. Desde aquí no tardaremos mucho hasta el Fuerte de San Martín, desde donde ya sólo nos quedará desandar nuestros primeros pasos.
Completar la excursión con una tarde de playa o compras de la famosa anchoa del cantábrico puede ser la guinda de este pastel.
El track: Vuelta al monte Buciero