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En esta ocasión os quiero presentar uno de los clásicos de Cantabria, la vuelta al monte Buciero; una auténtica atalaya cubierta por el encinar cantábrico, protegiendo a los santoñeses de la bravura del mar Cantábrico. Se trata de una circular de unos 14,5km y 600 metros de desnivel positivo, que denota una gran personalidad por la visita a los faros del Pescador y del Caballo, y los fuertes de San Martín, Napoleón y del Mazo. Una de las cosas que más atrae a la gente a realizar este recorrido, es la visita al Faro del Caballo, para el cual hay que descender 682 escalones según algunos o 700/763 según los carteles que hay al inicio de las escaleras. Os invito a contarlas si tenéis suficiente paciencia para que podamos confirmar este dato. El esfuerzo que supone superar las verticales escaleras, se podrá ver recompensado con un refrescante baño junto al faro en época estival.

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Mapa de la ruta.

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Perfil del recorrido.

Accedemos al famoso pueblo pesquero por la S-401, carretera que atraviesa la Reserva Natural de de las Marismas de Santoña; y aparcamos en el parking subterráneo cercano a la plaza de toros. El coso taurino, curioso por ser seguramente el único que se encuentra pegado al mar, es el inicio de esta nuestra ruta (11m). Calentamos las piernas por el paseo marítimo hacia oriente, mientras contrastamos figuras culturales como la escultura del Pescador de Sulas con otras de una índole más política, como es el monumento a Carrero Blanco. A continuación al otro extremo del campo de rugby, se llega a las escaleras de acceso al fuerte de San Martín (S.XVII). Subimos por ellas y seguimos después la pista que lleva a la batería alta de San Martín.

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Caminamos hacia el Fuerte de San Martín.

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Interior del fuerte de San Martín.

Este camino lleva al penal del Dueso, pero en el transcurso de este recorrido pasamos primero junto a la Casa Blanca y llegamos al cruce cercano al Polvorín del Helechal. Aquí seguimos el camino enlosado que lleva al Fuerte de Napoleón o del Mazo (164m, del año 1810). Como no está abierto, no tardamos en regresar sobre nuestros pasos al cruce de caminos, y comenzamos a descender en dirección al Dueso, pasando enseguida por el polvorín homónimo. A continuación, nos decidimos a seguir el límite perimetral del penal en dirección a la playa de Berria, y de esta forma llegamos a la batería de La Cueva, erigida en 1811 por orden de Napoleón y la única que conserva una garita de vigilancia de la época en Cantabria (actualmente en restauración).

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El camino asciende junto a la Casa Blanca.

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Polvorín del Helechal.

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Una parada de camino al Fuerte de Napoleón.

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Fuerte de Napoleón.

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En lo alto queda ya el Fuerte de Napoleón.

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Camino al Dueso.

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Polvorín del Dueso.

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Penal del Dueso.

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Batería de La Cueva.

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Zona recreativa en la playa de Berria.

Volviendo atrás al último cruce, tomamos el Camino del Acantilado a nuestra izquierda, por el cual llegamos al punto en el que un sendero desciende a la Punta del Águila. Según indica un cartel en el punto que se inicia el sendero”[…]podemos encontrar los restos de la Batería del Águila, de época napoleónica, emplazamiento defensivo que cubría la zona entre la Punta del Águila y la Punta del Pescador. Se conservan dos plataformas para artillería y a escasos metros, dos estancias para alojamiento y almacén de municiones. Aquí se encontró un cañón que se instaló en el barrio de San Antonio en Santoña.”

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Playa de Berria

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Plataforma para artillería en la Punta del Águila.

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El sendero pasa junto a una de las estancias de la Punta del Águila.

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Restos de una estancia en la Punta del Águila.

Si retomamos la pista del Camino del Acantilado, esta nos llevará en suave paseo al Faro del Pescador, situado en la punta homónima. Situado a 13 metros sobre el terreno y 39 sobre el nivel del mar, se encendió por primera vez el 1 de febrero de 1864, alumbrado por una lámpara de aceite de oliva. Junto al vallado superior del vigía marítimo se inicia el sendero que rodea la vertiente oriental del monte Buciero; señalizado con marcas del PR-S 49. A la sombra del encinar cantábrico que esconde el caótico karst, vamos ganando altura para llegar al cruce de Cuatro Caminos (200 m).

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Mirada atrás poco antes de llegar al Faro del Pescador.

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Faro del Pescador.

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Seguimos las marcas de PR.

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El karst se encuentra escondido a la sombra del encinar.

Es en este lugar donde encontramos la señalización del Faro del Caballo, la cual indica que tomando el camino de la izquierda (E) se llega a las vertiginosas escaleras. Un cable acerado hará las veces de pasamanos para ayudarnos a afrontar los escalones construidos por reclusos del penal del Dueso; que la primera impresión al verlos, puede ser bastante fuerte para gente poco habituada a las alturas. El faro, que comenzó a funcionar el 31 de agosto de 1863; tiene el plano focal a 24 metros sobre el nivel del mar y 13 sobre el terreno. Actualmente no funciona y unas escaleras permiten el acceso del mismo al mar, lo que hace que mucha gente baje a darse un baño en este idílico lugar.

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En el cruce de Cuatro Caminos el cartel indica el camino al faro.

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No tardamos en descubrir el esfuerzo que supone afrontar el ascenso de las escaleras.

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Bajando las escaleras.

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El cable hace la función de pasamanos.

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Llegamos al Faro del Caballo.

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Faro del Caballo.

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Disfrutamos de preciosos cortados junto al Faro del Caballo.

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La gente aprovecha a bañarse junto al faro.

Tras las fotos de rigor queda lo más duro de la jornada, subir las verticales escaleras… Nuestros cuádriceps y gemelos se encontrarán resentidos cuando lleguemos a superar el último escalón; será entonces cuando continuemos a la izquierda para visitar la Batería de San Felipe. “Construida en 1741 en este excepcional emplazamiento, esta batería, que consta de dos plataformas, conserva el trazado original del S. XVIII. Llegó a disponer de una guardia permanente de 20 soldados alojados en un único edificio del que aun se conserva la plataforma y restos de los muros. Varios de sus cañones fueron arrojados al mar, no habiéndose podido recuperar ninguno hasta la fecha.”

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Va siendo hora de subir…

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Las dos plataformas de la batería de San Felipe.

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El Faro del Caballo desde la batería de San Felipe.

Desde la batería no encontramos un sendero que de continuidad; así que regresamos atrás para volver al cruce de Cuatro Caminos, y desde allí seguimos hacia el sur. Tras pasar junto a la Casa de la Peña, se llega al mirador de la Peña del Fraile; lugar de obligada parada. Poco a poco continuaremos perdiendo altura hacia Santoña y pasaremos por la Batería de Galvanes, la cual completaba la defensa de los fuertes de San Carlos y San Martín. Data del año 1863 y consta de dos explanadas a diferentes niveles. Desde aquí no tardaremos mucho hasta el Fuerte de San Martín, desde donde ya sólo nos quedará desandar nuestros primeros pasos.

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De camino a la Casa de La Peña.

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Pasamos junto a la casa de La Peña.

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Vistas a la Peña del Fraile.

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El camino comienza a perder altura en su tramo final.

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Batería de Galvanes.

Completar la excursión con una tarde de playa o compras de la famosa anchoa del cantábrico puede ser la guinda de este pastel.

El track: Vuelta al monte Buciero

Aquí os va un nuevo reportaje ferretero de Cantabria; una vez más acompañado por J.Benito y con la incorporación de J.M. Guinea (será su primera ferrata), nos acercamos a Socueva (Arredondo) para realizar la vía ferrata homónima. Catalogada como Extremadamente Difícil o K5, supera un desnivel de 250m. en 550 metros de recorrido. Sumando la aproximación, visita a la ermita de San Juan y el descenso por el puerto de Cubillas del Aire; el recorrido queda en 2,5km. Tiene dos variantes, para poder evitar el paso de K5; pero aún cogiendo la opción “fácil” resulta una ferrata explosiva y atlética.

Mapa.

Mapa.

Perfil de la ferrata.

Perfil de la ferrata.

En Socueva, tomamos la pista que sube a la ermita de San Juan y en nuestro caso, decidimos dejar el coche en el último cruce que hay antes de ésta, para así luego a la bajada tenerlo más cerca. Cogemos los bártulos y siguiendo la pista de la derecha nos dirigimos a visitar la ermita primero. Aprovechando el resguardo de las paredes calizas, se debió construir en el siglo IX, aunque el “pórtico” de la entrada es de reciente construcción (s. XIX).

Pared de comienzo.

Pared de comienzo.

Ermita de San Juan.

Ermita de San Juan.

Interior de la ermita.

Interior de la ermita.

Volvemos atrás, justo donde se encuentra el parking de la ermita. Allí vemos como hay una abertura en medio de los helechos, que realmente es el sendero de aproximación al comienzo de la vía. Nos aseguramos a la línea de vida, y vamos allá, ¡¡a por la ferrata!! Desde el comienzo la pared es vertical, se trata de una ferrata en la que hay que aprovechar cada zona de descanso. Ayudados de grapas y anillas, ascendemos en línea recta hasta llegar a los últimos metros del “primer largo”, donde tendremos que valernos de los agarres naturales (cazos sobre todo), para alcanzar la repisa donde hay una cadena a modo de pasamanos.

Vista de la pared desde el parking de la ermita.

Vista de la pared desde el parking de la ermita.

Comenzando. Foto de J.Benito.

Comenzando. Foto de J.Benito.

A continuación hacemos una breve travesía a la izquierda sobre la repisa, y volvemos a salir a una pared con patio, donde encontramos la variante en forma de travesía y el desvío para ir hacia el paso de K5 hacia arriba. En nuestro caso vamos por lo “fácil”, que hemos venido a disfrutar.

Nos metemos en la travesía. Foto de J.Benito.

Nos metemos en la travesía. Foto de J.Benito.

Pero esta variante tampoco es un paseo, la sensación de patio es extrema y tendremos que aprovechar los apoyos naturales en más de una ocasión; de las tres vías ferratas más nuevas de Cantabria, es la que más se aproxima a la escalada. Tras avanzar un rato en horizontal, volvemos ascender en vertical, teniendo que tirar bien de brazos y realizando pasos de abrir bien las piernas. Hacia el final de este tramo la pared se tumba un poquito y llegamos al punto donde se unen las dos variantes. Fin del primer tramo, hora de descansar…

A la salida del primer tramo.

A la salida del primer tramo.

Punto de unión de las dos variantes.

Punto de unión de las dos variantes.

Las vistas sobre Rocías y Mortillano son impresionantes.

Las vistas sobre Rocías y Mortillano son impresionantes.

Nos encontramos en una empinada ladera herbosa, que sigue estando protegida con línea de vida y nos lleva a una repisa diagonal de tierra resbaladiza. Aquí comienza el próximo tramo vertical. Una vez más los pasos son de fuerza y no hay descanso. La salida se hace por una terraza de roca a la derecha, un paso bonito en el que aunque no se vean, hay buenos cazos para agarrarse y no pasar miedo. Y así saldremos otra vez a una ladera herbosa.

Hacemos una travesía herbosa.

Hacemos una travesía herbosa.

Travesía diagonal de tierra resbaladiza.

Travesía diagonal de tierra resbaladiza.

Ambiente.

Ambiente.

Salida del penúltimo tramo.

Salida del penúltimo tramo.

La línea de vida nos lleva una vez más atravesando la ladera a una pared; se trata del último tramo de la ferrata. Más sencillo y corto que los anteriores, resulta anecdótico; aunque también tiene su punto, ya que hay que mirar bien dónde se pisa y hay unos buenos asideros calizos para las manos que nos hacen olvidar la ferralla. Y así acaba la ferrata.

Vistas hacia el camino de bajada.

Vistas hacia el camino de bajada.

En el último tramo. Foto de J.Benito.

En el último tramo. Foto de J.Benito.

Encontramos una sima casi al final.

Encontramos una sima casi al final.

Llegando al final.

Llegando al final.

Aquí termina la historia.

Aquí termina la historia.

Para la bajada salimos al camino que se suele utilizar para bajar del Porracolina a Socueva; y descendemos por él mientras disfrutamos de las vistas sobre la pared recorrida. De hecho, vemos a gente realizando la actividad. Este camino nos lleva directos al coche sin pérdida; mientras intercambiamos impresiones de la Vía Ferrata de Socueva.

Observando las paredes al inicio de la bajada.

Observando las paredes al inicio de la bajada.

Adivinando el recorrido que hemos realizado. Foto de J.Benito.

Adivinando el recorrido que hemos realizado. Foto de J.Benito.

No podemos dejar de mirar la pared.

No podemos dejar de mirar la pared.

Vemos más gente en la ferrata.

Vemos más gente en la ferrata.

Vídeo:

El track: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8093991

Vía ferrata EL RISCO

Publicado: 24 octubre, 2013 en Cantabria
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Hace ya varias semanas, quedé con J.Benito para realizar una de las vías ferratas de reciente apertura en Cantabria. En este caso realizamos la vía ferrata El Risco, situada en Matienzo-Ruesga. Se trata de una vía de 250m. de recorrido y 80 metros de desnivel, con dificultad Difícil+/MD- según nos indican en la web oficial: http://www.ferrataelrisco.es/

Al igual que en otras ferratas de la zona, el material indispensable que llevaremos serán el casco, arnés, disipadores, calzado de montaña y guantes.

En Matienzo se toma como referencia una casa blanca y roja, tomando por su derecha el sendero que nos llevará al inicio de la ferrata, siguiendo unas pinturas azules.  Encontraremos primero los carteles que nos informan sobre la ruta que vamos a realizar y después se pasa junto a una fuente. A continuación salimos a un claro desde donde divisamos la pared completa y nos adentramos en una torrentera por la que progresamos a través de varios resaltes, hasta llegar al inicio propiamente dicho de la vía.

La casa que utilizaremos como referencia para acceder a la ferrata.

La casa que utilizaremos como referencia para acceder a la ferrata.

Carteles de la ferrata.

Carteles de la ferrata.

Pasamos junto a una fuente.

Pasamos junto a una fuente.

Vemos la pared de la vía al completo.

Vemos la pared de la vía al completo.

Primeros resaltes.

Primeros resaltes.

Sobre nosotros queda la terraza por la que avanzaremos después.

Sobre nosotros queda la terraza por la que avanzaremos después.

Los primeros metros son sencillos y se gana altura con la ayuda de unas varillas longitudinales, hasta arrimarnos a la pared. Después se afronta un primer tramo vertical de pocos metros y se hace una travesía a la derecha, teniendo cuidado al pisar sobre un aro que se gira.

Javi al inicio.

Javi al inicio.

Primer tramo vertical.

Primer tramo vertical.

Luego se hace una travesía a la derecha.

Luego se hace una travesía a la derecha.

Tras realizar la travesía se alcanza una terraza con buenas vistas y un senderito estrechito; la cual nos llevará hasta el segundo tramo vertical.

Progresamos sobre la terraza.

Progresamos sobre la terraza.

Y otro tramo vertical que desploma un poquito.

Y otro tramo vertical que desploma un poquito.

Entramos a esta parte pisando sobre aros de nuevo y comenzamos a ganar altura por una pared que desploma un poquito al comienzo. Este tramo es más largo y requiere alguna parada para descansar los brazos.

Arriba estoy llegando a la segunda travesía.

Arriba estoy llegando a la segunda travesía.

Lo siguiente es otra travesía a la izquierda que nos lleva a una variante. Por arriba podemos salir por una escalera de cable acerado que exigirá fuerza, y a la izquierda se sigue la travesía; llegando a un punto en el que tendremos que apoyar los pies directamente en la pared para superar un breve paso algo más complicadillo, que le da un punto de sufrimiento a la ruta.Esta fue nuestra opción.

Luego ya toca otro tramo vertical más descansado y con ambiente, que lleva a una zona más tumbada que nos acerca al puente Nepalí. El puente, de sólo dos cables, es más sencillo de lo que puede parecer; y las vistas que tiene hacia Peñas Rocías lo hacen un lugar increíble. Al terminar el puente termina la ferrata, y sólo tendremos que seguir el sendero que baja de nuevo hacia la fuente que vimos al acceder a la vía.

En el puente Nepalí.

En el puente Nepalí.

En definitiva, una entretenida forma de pasar la tarde; con mucho ambiente y compaginable con la vía ferrata de El Caliz en el mismo día.

El vídeo:

 

El track: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=5275071

*Algunas fotos son de J.Benito.

Ya hace casi un mes de que hice este recorrido junto con J.Benito y M.Rubio, una visita a una de las principales cimas de la sierra de Hornijo en Cantabria: el San Vicente. Se trata de un monte con una impresionante forma piramidal cuando es observado desde Ramales de La Victoria. A pesar de sus 8km y 700metros de ascenso acumulado partiendo desde Rozas, se trata de una ruta complicada debido al karst.

Mapa.

Mapa.

Perfil del recorrido.

Perfil del recorrido.


Tomamos como punto de partida la ermita de Ntra. Sñra. Del Rosario (455m.), a medio camino entre Rozas y Manzaneda. Los primeros pasos nos llevan por la pista hasta los caseríos de Manzaneda; allí, junto a la casa Lirón, un cartel nos indica donde abandonar la pista y comenzar a ascender por un sendero hacia el Norte (471m.). A la vez que la pendiente se va acentuando poco a poco, el karst va aumentando en igual medida.

Ermita del Rosario.

Ermita del Rosario.

La pista que lleva a Manzaneda con nuestros montes detrás.

La pista que lleva a Manzaneda con nuestros montes detrás.

Casa Lirón.

Casa Lirón.

Comenzamos el ascenso.

Comenzamos el ascenso.

Una pano hacia el Oeste durante el ascenso.

Una pano hacia el Oeste durante el ascenso.

Hacia la cota de los 730 metros, el camino hace un giro a la derecha (E), y se adentra en una ladera de rocas sueltas. Después nos pegamos a una pared, para caminar encajonados y terminar saliendo a la arista Sur, desde donde la caída resulta impresionante hacia el Este. Una vez llegados a la cresta, se alcanza la cima sin más complicaciones: San Vicente (913m.).

El karst ralentiza la marcha.

El karst ralentiza la marcha.

Nos encajonamos entre el lapiaz.

Nos encajonamos entre el lapiaz.

Al salir a la cresta la panorámica se extiende.

Al salir a la cresta la panorámica se extiende.

Llegando a la cima de San Vicente.

Llegando a la cima de San Vicente.

Cima de San Vicente.

Cima de San Vicente.

Panorámica hacia el Norte.

Panorámica hacia el Norte.

Panorámica hacia el Sur.

Panorámica hacia el Sur.

Un vistazo hacia el Oeste nos permite ver el resto del cordal que vamos a seguir, y nos vamos haciendo a la idea de que no va a ser cómodo el progreso. Con tendencia W-NW descendemos al collado que tenemos frente a nosotros, con mucho cuidado de no caer en los hoyos que hay ocultos entre la hierba. Ascendemos entonces hacia la siguiente cota, cada uno por donde mejor puede, por un terreno con hierba muy alta y rodeados de karst; la combinación perfecta para hacernos progresar lentos. Encaramados a la cresta ya, comienza un entretenido avance por el estrecho lapiaz; se encuentra muy roto, pero siempre encontraremos buenos asideros.

Encaramados a la cresta.

Encaramados a la cresta.

Avanzamos por un lapiaz roto y afilado.

Avanzamos por un lapiaz roto y afilado.

Así avanzaremos hasta llegar a una bajada que se hace por pequeñas terrazas, ayudados de las manos, hasta llegar a la horcada de la Muesca Grande. Frente a nosotros vemos ya la torre de El Piquete, el que es nuestro siguiente objetivo. Antes de comenzar a ascender de nuevo, decidimos descender campo a través a nuestra izquierda, para llegar al sendero que rodea El Piquete por el Sur; ya que si no terminaríamos llegando a un paso de III-IV grado. Tras perder unos 100 metros de desnivel, llegamos al difuso sendero y lo seguimos al Oeste.

Ya queda poco para comenzar el descenso a la Muesca Grande.

Ya queda poco para comenzar el descenso a la Muesca Grande.

Destrepamos las terrazas.

Destrepamos las terrazas.

El Piquete frente a nosotros.

El Piquete frente a nosotros.

Perdemos altura campo a través.

Perdemos altura campo a través.

Cuando estemos situados a la altura de la Muesca Chica (el corte de roca situado al Oeste de El Piquete), abandonamos el sendero y ascendemos hacia ella por donde mejor podamos. Desde la muesca, se debe buscar el acceso a un canal algo herboso que da acceso a la cima (II). Casi al final del canal Marcos y yo decidimos no seguir, así que Javi siguió solo hasta la cima (El Piquete 917m.).

Nos acercamos hacia el Piquete.

Nos acercamos hacia el Piquete.

A punto de entrar en el canal que asciende a la cima.

A punto de entrar en el canal que asciende a la cima.

Montañeros bajando por el canal.

Montañeros bajando por el canal.

Tras comer algo tranquilamente en la Muesca Chica, descendemos por el sendero (SW); cuando veamos a nuestra izquierda una cabaña que se encuentra situada en la cota 550, giraremos hacia ella y descenderemos para alcanzarla. Aquí comienza una pista que nos llevará a enlazar con la que lleva de Manzaneda a la ermita del Rosario, y por lo tanto, a nuestro punto de partida.

Bajamos por el sendero.

Bajamos por el sendero.

Cruzando este paso un sendero nos lleva a la cabaña.

Cruzando este paso un sendero nos lleva a la cabaña.

Dejamos atrás la cabaña.

Dejamos atrás la cabaña.

Llegamos a la ermita.

Llegamos a la ermita.


El track en Wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=4944347

Video

El Candina es una gran mole caliza, pegada al mar Cantábrico junto al Cabo Cebollero (más conocido como “La Ballena”); bien famosa por poseer una de las colonias más importantes de Buitre Leonado y además también conocida por sus dos “Ojos del demonio”. Una montaña que pese a su modesta altitud, llama la atención de cualquier montañero; y por todo ello… decidimos acercarnos a visitarla hace unos días. 11Km y casi 800 metros de desnivel para culminar una circular por un abrupto mundo de lapiaz.

Mapa.

Mapa.

Perfil de la ruta.

Perfil de la ruta.

Nuestro punto de partida es Sonabia, a donde se llega tomando la salida de Oriñón desde la A-8. Poco después de dejar atrás la ermita de la Virgen del Refugio, aparcamos el coche (60m.). Nada más bajar del coche nos vemos ensombrecidos por las inmensas paredes de Candina; asi que avanzamos por pista camino a la playa de Valdearenas sin apartar la mirada de ellas. Bajamos a la playa (SW) y la atravesamos, para encontrar el sendero que gana altura sobre las dunas.

Camino a la playa, las paredes nos ensombrecen...

Camino a la playa, las paredes nos ensombrecen…

Playa de Valdearenas.

Playa de Valdearenas.

Detalle de la playa de Valdearenas.

Detalle de la playa de Valdearenas.

Este camino conocido como sendero Candina-Laredo, va ganando altura por la ladera hacia la Punta Yesera (NW); y después gira a la izquierda adentrándose en un canal escalonado, el cual parece ser conocido como el paso de Las Presas (nombre que le puede venir del saliente que hay al Oeste de la Punta Yesera). Así se llega a una terraza con una panorámica impresionante, para después continuar por el GR bajo la cara Norte del Salpico, en un relativo llaneo.

Entrando en el paso de Las Presas.

Entrando en el paso de Las Presas.

J.Benito saluda con La Ballena y la playa de Valdearenas detrás.

J.Benito saluda con La Ballena y la playa de Valdearenas detrás.

Llegamos a una amplia terraza.

Llegamos a una amplia terraza.

Seguiremos el GR por la parte baja de esa ladera.

Seguiremos el GR por la parte baja de esa ladera.

Seguimos el GR.

Seguimos el GR.

El sendero nos lleva a un curioso paso equipado con un pasamanos; tras superarlo giramos a la izquierda (S) y remontamos sobre terreno kárstico pegados a la pared. Debemos estar atentos a las marcas blancas y rojas y los hitos, ya que al final de la pared giraremos al Este (izquierda); para ganar altura hasta una bira de roca que superaremos pegándonos bien a la pared. Poco después encontraremos una trepada, bastante más sencilla de lo que puede parecer. Luego ya se ataca a la cima sin mayores complicaciones, coronando la cumbre de Salpico o Solpico (483m.). Una placa con forma de perro colocada por un blogger habita en la cima, desde donde nuestra perspectiva se abre a la Hoya Negro, a la cresta del Candina sobre élla, y los arcos de Llanegro u “Ojos del demonio” en el fondo.

El paso equipado.

El paso equipado.

Ganamos altura pegados a la pared.

Ganamos altura pegados a la pared.

Panorámica hacia el poljé de Liendo.

Panorámica hacia el poljé de Liendo.

Pasamos por una bira de roca.

Pasamos por una bira de roca.

La trepada vista desde arriba. Es más sencilla y segura de lo que aparenta.

La trepada vista desde arriba. Es más sencilla y segura de lo que aparenta.

El perro de Solpico.

El perro de Solpico.

Foto de cima con Candina al fondo.

Foto de cima con Candina al fondo.

El siguiente paso es seguir la cresta hacia el Candina(S). El GR nos sigue guiando, aunque tampoco hay pérdida. Nos situamos bajo la canal herbosa que da acceso a la cima y ascendemos hasta el buzón (Candina, 489m.); el cual está mal identificado, confundiéndolo con Salpico. Tras un breve descanso continuamos bajando al fondo de la Hoya por donde mejor podemos (ojo, es una zona con maleza, nosotros pasamos bien, pero en otra época no sé cómo estará). Junto a los restos de las antiguas minas de hierro encontramos un sendero que nos lleva directos a los “Ojos del Demonio”(NE); donde aprovecharemos para almorzar con unas espectaculares vistas sobre Islares y Sonabia.

Nos acercamos al Candina.

Nos acercamos al Candina.

Una mirada atrás a Solpico.

Una mirada atrás a Solpico.

Ascendemos a la cima por el canal herboso.

Ascendemos a la cima por el canal herboso.

Solpico desde el Candina.

Solpico desde el Candina.

Foto de cima en Candina.

Foto de cima en Candina.

Vistas a la Hoya Negro y Los ojos del Demonio.

Vistas a la Hoya Negro y Los ojos del Demonio.

Mirada atrás desde Los Ojos, por allí hemos bajado.

Mirada atrás desde Los Ojos, por allí hemos bajado.

Admirando el paisaje desde el Ojo.

Admirando el paisaje desde el Ojo.

Vistas al Cabo Cebollero.

Vistas al Cabo Cebollero.

Los Arcos de Llanegro.

Los Arcos de Llanegro.

Tras disfrutar de este mágico lugar, seguimos el sendero (S) que lleva hasta la “calzada” que atraviesa la Hoya Negro de Noroeste a Sureste; y ascendemos por élla al collado de la Llana de Tueros. Desde este punto, ascendemos primeramente al cercano pico que tenemos a nuestra derecha (446m.) y después regresando al collado, atacamos a la otra cima, que parece ser el Pico Tueros (454m.).

Seguimos el sendero hacia la "calzada".

Seguimos el sendero hacia la «calzada».

Siguiendo la calzada llegaremos al collado.

Siguiendo la calzada llegaremos al collado.

Mirada atrás.

Mirada atrás.

llegamos al collado.

Llegamos al collado.

Subiendo a la cima de la derecha.

M. Rubio subiendo a la cima de la derecha.

Un montañero comienza a descender desde la cumbre.

Un montañero comienza a descender desde la cumbre.

El Pico Tueros a la izquierda y en el centro la última cima que haremos después.

El Pico Tueros a la izquierda y en el centro la última cima que haremos después.

Ascendiendo al Pico Tueros.

Ascendiendo al Pico Tueros.

Una mirada al collado desde la cima.

Una mirada al collado desde la cima.

Vistas al Cabo Cebollero desde el Pico Tueros.

Vistas al Cabo Cebollero desde el Pico Tueros.

Fotografiando desde la cima.

J.M.Guinea fotografiando desde la cima.

Regresamos al collado una vez más para seguir descendiendo por el camino unos 150 metros (SE); al encontrar un sendero por nuestra derecha que pasa junto a los restos de una edificación, seguimos por él. La idea es ascender a las dos cercanas cimas que tenemos a nuestra izquierda, así que cuando nos encontramos en la cota 330m. abandonamos el sendero y atravesamos el prado (E-SE). Ascendemos a la cima que se encuentra más al Sur primero, sin grandes problemas (388m.). A continuación continuamos por el cordal hacia la siguiente cima y tras una breve trepada alcanzamos el buzón con forma de vagoneta, en recuerdo de los mineros (394m.). En alguna página también he encontrado esta cima identificada como Pico Tueros, no sé cual de los dos será el correcto.

Continuamos descendiendo por la calzada.

Continuamos descendiendo por la calzada.

Tomamos el sendero a la derecha.

Tomamos el sendero a la derecha.

Dentro de los restos de la edificación hay una pequeña cueva que bien pudo hacer las funciones de almacén o nevera.

Dentro de los restos de la edificación hay una pequeña cueva que bien pudo hacer las funciones de almacén o nevera.

Cruzaremos el descampado para ir hacia aquella cima.

Cruzaremos el descampado para ir hacia aquella cima.

Mirada atrás camino a la cima.

Mirada atrás camino a la cima.

Panorámica desde la cima.

Panorámica desde la cima.

Panorámica a Oriñón.

Panorámica a Oriñón.

Seguimos por el cordal hacia la última cima.

Seguimos por el cordal hacia la última cima.

Pequeña trepada.

Pequeña trepada.

Buzón con forma de vagoneta.

Buzón con forma de vagoneta.

Tras disfrutar de una extensa panorámica sobre Oriñón, tendremos que descender por un tortuoso lapiaz (NW) hasta alcanzar el collado (349m.); donde nos volveremos a encontrar con el sendero del GR.

Este sendero desciende primero hasta una pequeña prominencia que queda justo sobre Sonabia (NE); y es aquí donde comienza la parte que más atención nos hará prestar. El GR se convierte en un vertical descenso que pierde altura entre biras herbosas y algún corto destrepe; obligatorio evitarlo en condiciones húmedas. Después atravesaremos un pequeño bosque para alcanzar los primeros “chalets” de Sonabia y seguiremos la pista hacia la Virgen del Refugio. Al llegar al coche, decidimos seguir por la pista y acercarnos hasta “La Ballena” o Cabo Cebollero; la marea está alta, así que en algún momento nos toca saltar para poder llegar hasta el final. Desde aquí la panorámica sobre el Candina impresiona.

Descendemos por el GR.

Descendemos por el GR.

Mirada atrás antes de comenzar el tramo más vertical del descenso.

Mirada atrás antes de comenzar el tramo más vertical del descenso.

Se pone muy vertical...

Se pone muy vertical…

Hay algún corto destrepe.

Hay algún corto destrepe.

Llegando al final del descenso.

Llegando al final del descenso.

Una vez abajo, miramos la pared por la que hemos bajado.

Una vez abajo, miramos la pared por la que hemos bajado.

Ermita de la Virgen del Refugio.

Ermita de la Virgen del Refugio.

Camino a La Ballena.

Camino a La Ballena.

Toca saltar en algún punto.

Toca saltar en algún punto.

Foto de equipo con la sierra Candina detrás.

Foto de equipo con la sierra Candina detrás.

La panorámica es perfecta.

La panorámica es perfecta.

Y ya sólo nos queda regresar por donde hemos venido, sabiendo que aunque corta de kilómetros, hemos realizado una gran ruta.

El track en Wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=4505922

Hace unas semanas nos acercamos a Ramales de La Victoria (Cantabria) a hacer la recién instalada Vía Ferrata de El Cáliz. Se trata de una ferrata cortita, unos 200 metros y el punto de inicio se encuentra en el mirador de Covalanas, en la carretera que une Ramales con Lanestosa.

Mapa.

Ortofoto.

Encontramos el aparcamiento del mirador justo junto a una curva cerrada; aquí suelen dejar el coche también los escaladores de la zona y la gente que va a ver las famosas cuevas de Covalanas. Después seguimos la pista (N-NW) junto a las paredes de escalada y tras medio kilómetro aproximadamente, nos situamos bajo el corte por el que va la vía.

Partimos del aparcamiento.

Desde abajo vemos la ferrata al completo.

Un cartel nos indica el punto de inicio y nos habla de las normas a seguir (si es que no lo rompe ningún malnacido como de costumbre…). Yo en concreto como normas para esta ferrata diría que son obligatorios el uso de botas, disipadores y guantes; y si es posible casco también. Aunque se trata de una ferrata de iniciación, nunca deben fallar las medidas de seguridad.

Javi en el inicio de la vía.

El primer tramo nos sirve como toma de contacto, es muy tumbado y va primero por terreno herboso, después caliza y se adentra en el bosque hasta llegar a una travesía junto a la pared. De la travesía que va hacia la derecha, salimos a una cueva y después comienza a ponerse vertical la cosa.

Primeras trepadas.

Un poco más arriba.

Javi en los primeros metros.

Disfrutando.

Siguiente paso.

Entre árboles.

Nos acercamos a la pared.

Paso anterior a la cueva.

Cueva.

Empieza lo interesante.

Se comienza a poner vertical.

Javi va por arriba.

Hay suficientes grapas para no pasar apuros.

Tras hacer unos cuantos metros en vertical, llegamos a una bifurcación en la que se dividen las dos salidas de la ferrata: por la izquierda tiene un par de pasitos desplomados y por la derecha tumba un poquito más; y entre ambas hay un puente tibetano de unos 5 metros.

Variante izquierda, por el desplome.

Variante derecha.

Nosotros optamos por la variante de la izquierda, hacemos el tramo desplomado donde hay que apretar un poco más (aunque sin problemas porque hay grapas de sobra); y después una travesía hacia la derecha nos lleva hasta el puente. Tras asegurarnos a los cables superiores, jugamos al funambulismo y cruzamos hasta la otra salida de la ferrata. Los últimos metros se hacen sencillos y terminamos la vía con unas buenas vistas sobre el Pico San Vicente.

Un momento antes de hacer la travesía hacia el puente.

Cruzando el puente tibetano.

El Pico San Vicente visto desde la salida de la ferrata.

Para el regreso, vamos por donde el cartel nos marca “salida Covalanas” y seguimos por un bosque cerrado el sendero marcado con puntos rojos. Cuando llegamos a una bifurcación en la que hay otro cartel, salimos por la derecha a un pequeño claro, tal y como nos indica la flecha de la “salida a Covalanas”. Buscamos las trazas del difuso sendero y salimos a una pedrera bajo una gran pared. De aquí solo nos queda bajar buscando la senda que lleva a las cuevas de Covalanas y por élla seguir hasta el aparcamiento. En total unos 2,5km de recorrido.

Primeros carteles indicativos para el regreso.

El sendero de regreso en su inicio.

El sendero difuso cuando dejamos atrás el segundo cartel.

Alcanzamos la pedrera.

Mirada atrás a la pared desde la pedrera.

Entrada a las cuevas de Covalanas.

Bajando al coche vemos otras cuevas.

 

El track:  http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1831189

Y el video:  http://www.youtube.com/watch?v=tLOnRVpCFOg

Porracolina desde Asón

Publicado: 28 May, 2010 en Cantabria
 

Volvemos una vez más al parque natural de Los Collados de Asón, en Cantabria. Esta dura y espectacular circular nos mostrará barrancos, lapiaces, cabañas pasiegas y altos prados típicos de la comarca de Asón. Tendremos que superar más de 1300 metros de ascenso acumulados en poco menos de 20km.

 

Mapa.

 

 

 

Perfil.

El punto de partida es Asón (250m.), donde aparcaremos junto a uno de los dos restaurantes del pueblo. Nos desperezamos con los primeros pasos sobre la carretera, hacia el Sur; hasta encontrar a mano derecha un camino que baja hacia el río Asón. Cruzando el puente (O), dejamos atrás un par de cabañas y nos adentramos en el barranco de Rolacías.

 

Barranco de Rolacías.

Caminamos sobre rocas de canto rodado, junto al cauce seco del río; unas flechas verdes nos guían y pronto cambiamos de vertiente para tomar un sendero al otro lado del paso fluvial. Ahora tenemos el río a nuestra izquierda, y un estrecho sendero nos ayuda a ganar altura poco a poco. Adentrados en un precioso bosque, llegaremos a una primera bifurcación en la que deberemos seguir de frente; y un par de minutos después, nos encontramos con un segundo cruce en el que optamos por el camino de la derecha, marcado con hitos.

 

Caminamos entre las rocas.

 

Adentrados en el bosque.

 

En el segundo cruce, a la derecha.

Comenzamos a ganar altura de una forma más repentina, saliendo a un claro a la altura de una cabaña. Aunque hayamos perdido el rastro del sendero, lo encontraremos unos metros más adelante; siguiéndolo nos guiará hacia la gran muralla que tenemos de frente (O), para después ir sorteándola por su derecha. Al llegar a lo alto del collado, alcanzamos la majada de Helguerón, con varias chabolas pasiegas dispersas por los alrededores. Me sorprendo un poco al ver a una pastora con sus dos asnos vestidos con alforjas y el perro acompañante que casi parece un lobo… parece que aquí el tiempo no avanza.

 

Salimos al claro.

 

Rodeamos la muralla por la derecha.

 

Majada de Helguerón.

Proseguimos la marcha con ligera tendencia al O-SO, para coger un pequeño canal (O) después, que nos sube hasta las cabañas de Sotombo. Una paradita para disfrutar de las vistas hacia Peñas Rocías y avanzamos hacia el Alto de La Mina, desde donde atacaremos la rampa final del Porracolina; en la cima (1.414m.), un pequeño buzón con unas vistas impresionantes.

 

Cabañas de Sotombo.

 

Porracolina, a la izquierda quedaría el Alto de La Mina.

 

Cumbre.

 

Vistas a los montes de Valnera desde la cima.

La vuelta la hacemos por la vertiente opuesta del Porracolina, tomando el sendero que desciende al Alto de Pipiones y después siguiendo la línea del cordal, ascender hacia la loma de Peñas Gordas (1.341m.), también llamada como su collado antecesor. Caminamos entre turberas, en un andar no muy cómodo (NE), para ir perdiendo altura hasta encontrarnos con el inconfundible Mosquiteru.

 

Hacia Peñas Gordas.

 

Mirada atrás al Porracolina, desde Peñas Gordas.

 

Vemos el Mosquiteru por primera vez.

Aunque a lo lejos parece ser necesaría una trepada para acceder a esta cima, solamente tendremos que ayudarnos un poco de las manos para no cargar todo el esfuerzo en las piernas; ya que se accede por una inclinadísima ladera herbosa de la cara Norte. Hacemos cima: El Mosquiteru (1.213m.).

 

Cima.

El descenso se vuelve más pronunciado aquí, continuamos por la línea del cordal; teniendo que perder altura repentinamente por un canal herboso. Al fondo vemos La Rasa, pero debemos desviarnos a la izquierda en el momento que el sendero se bifurca; adentrándonos en un bosque de lapiaz. Siguiendo este camino, vadearemos el Hoyo Cojoso y el Hoyo de Los Terneros. Habremos pasado un buen rato entre el lapiaz antes de volver a salir a campo abierto; será entonces cuando deberemos orientarnos al Noreste, siguiendo el sendero entre chabolas pasiegas; hasta plantarnos en lo alto del puerto que baja a Socueva (Cubillas del Aire).

 

Nos desviamos a la izquierda, hacia el bosque.

 

Envueltos en el lapiaz.

 

Entre chabolas pasiegas denuevo.

 

Vista a Peña Rocías desde Cubillas del Aire.

 

El puerto que baja a Socueva.

Tras varias “zetas”, tendremos la opción de tomar un sendero que, a mano izquierda; se dirige a la curiosa ermita de San Juan de Socueva, horadada en la roca. Desde la ermita una pista lleva al centro del pueblo, donde buscaremos las balizas del PR-S14, sendero que nos llevará de vuelta a Asón por el camino fluvial. Así cruzaremos el puente sobre Asón, para después pasar junto a la surgencia de Punta el Praúco y desde allí alcanzar la carretera que nos llevará de vuelta a Asón.

 

San Juan de Socueva.

 

Cruzamos el puente sobre el Asón.

 

Surgencia del Praúco.

 

El track: Asón-Porracolina

 

 

Nos vamos de viaje al parque natural de Los Collados del Asón, en Cantabria; para realizar un recorrido de gran valor paisajístico, con 16km de longitud y 900metros de ascenso acumulados.

 

Mapa.

 

 

Perfil.

Nuestro recorrido parte del alto del puerto de Los Collados de Asón; dónde hay un curioso mirador. Desde el mismo parte un sendero que a media ladera (O) nos lleva a la pista que llega hasta Brenarromán. Caminamos por el camino forestal, pasando por la majada de Horneo; y vigilados en todo momento por el monte de Los Campanarios a nuestra izquierda y los Castros de Horneo a la derecha.

 

Punto de partida.

 

Por el sendero hacia la pista.

 

Horneo.

 

Dejaremos un primer cruce atrás, el cual lo utilizaremos para el descenso; y seguiremos el camino hasta llegar al Alto de La Posadía. Desde este punto veremos bajo nosotros Brenavinto; se trata de una gran depresión (también llamado poljé) que en épocas de deshielo y fuertes lluvias, queda anegada por el agua. Aquí una señal nos indica que debemos abandonar la pista y seguir por el sendero de la derecha para ir hacia la Porra de La Colina.

 

Nos desviamos antes de Brenavinto.

 

Brenavinto.

Este sendero nos llevará mediante hitos hasta una chabola semiderruida; donde deberemos hacer un giro de casi 180º (O) y así progresar por un estrecho sendero hasta llegar a la entrada de las famosas Hazas del Respiradero. Este lugar es un pequeño cañón de menos de 500 metros, donde nos sentiremos engullidos por la caliza.

 

Seguimos el sendero.

 

La chabola semi-derruida.

 

Entrada a las Hazas.

 

El cañón.

 

 

Salimos del peculiar paso por unas escaleras naturales y nos adentramos en el bosque de Moncrespo. Tras salir a campo abierto, obtenemos unas vistas inmejorables sobre los montes más importantes de Lunada; y tendremos que ir girando poco a poco hacia el Norte, caminando entre boj y brezo.

 

Salimos del cañón.

 

Cruzamos el bosque.

 

Comenzamos a ver la sierra de Lunada.

 

A nuestra izquierda veremos el primer objetivo del día durante un buen rato: Carrío; hasta que llegamos a las cercanías de la majada de Brenacobos y tras cruzar un cercado, nos iremos enfrentando a esta cima. Al llegar bajo la pared rocosa, caminamos hacia el Oeste hasta justo antes de unos grandes bloques; donde ascendiendo hacia la derecha encontraremos un paso abierto en la muralla.

 

Nuestro primer objetivo: Carrío.

  

Caminamos hacia los bloques.

 

Buscamos el paso en la pared.

Desde aquí el ascenso a la cima es intuitivo y hay varios senderos, así que con un último esfuerzo coronamos el Carrío (1.445m.); en el cual un hito marca la altitud máxima. Desde arriba divisamos nuestro objetivo principal: La Porra de La Colina y su hermano pequeño, el Porracolina.

 

Cima de Carrío.

 

 

El Porracolina.

La ruta continúa al Noreste, bajando al collado del Alto de Las Estacas y superando con facilidad la ladera que lleva a la planicie somital del Colina. Coronamos la cumbre marcada por un hito: Porra de La Colina (1.448m.).

 

Caminamos al Noreste.

 

 

Nuestro objetivo desde el Alto de Las Estacas.

 

Vista atrás en el ascenso.

 

Cima del Colina.

Para el descenso utilizamos el cordal que se extiende al Norte-Noreste, y así tras superar una gran hendidura en el terreno; bajar hasta el Hoyón de Saco. Este lugar es un agujero causado por la erosión glaciar, donde encontraremos un curioso lapiaz “alisado”. Así pues, bordeamos el sendero y después caminamos paralelos al lapiaz (E) para encontrar un sendero que nos llevará hasta la majada pastoril de Saco.

 

Hoyón de Saco desde la cima.

 

Vista atrás a La Porra de La Colina.

 

Superamos la hendidura.

 

Nos acercamos al Hoyón.

 

Paralelos al lapiaz.

 

Seguimos en busca del sendero.

 

Saco.

Caminamos entre cercos de piedra, típicos de estas tierras; cuando llegamos a una nueva bifurcación en la que deberemos girar a la izquierda. Debemos buscar ahora la senda que tras pasar junto a una fuente-abrevadero, se adentra en el bosque hasta salir en El Sotío. En este punto el camino gira al Suroeste y en un rápido descenso nos llevará hasta la pista inicial de Horneo; donde sólo nos quedaré desandar nuestros primeros pasos.

 

Giramos a la izquierda.

 

Buenas vistas en el descenso.

 

 Atravesamos el bosque.

 

Descendemos a la pista inicial.

 

Pasando junto a Los Castros.

 

Pasando por Horneo.

 

Llegamos al punto de inicio.

Pero esto no acaba aquí, esta es una montaña que se puede completar con otras muchas visitas. En nuestro caso, bajando un poco por el puerto; nos acercamos también a sacar unas fotos de la cascada del nacimiento del Asón. También se puede realizar el ascenso al Colina pasando por los famosos Castros de Horneo, internándonos en un paraje totalmente kárstico, a modo de laberinto y lleno de vegetación. Y como no, visitar la cueva de Turrutuerta, sobre el bosque de Moncrespo; pero esto lo dejaremos para otra ocasión…

 

Cascada del nacimiento del río Asón.

 

 

Vistas desde el puerto sobre el valle de Asón.

El track: http://cid-c59db51f6156efbb.skydrive.live.com/self.aspx/P%c3%bablico/Tracks/As%c3%b3n/ason%7C_colina.rar

Pandillo – Castro Valnera

Publicado: 11 julio, 2008 en Cantabria
 
 Hace un par de semanas ascendimos al Castro Valnera (1718m.) desde Pandillo (Cantabria), una de las ascensiones más duras a la cota más alta de la sierra de Valnera (1450 m. de ascensión acumulados). Una increible ruta para conocer el Valle Pasiego, con sus típicas casas de piedra de pastores; un lugar en el que parece que el tiempo no ha pasado, y en el que podremos disfrutar de los auténticos sobaos de Vega de Pas. En nuestro caso utilizamos dos días para nuestra aventura; en el primero dejamos el coche por la tarde ya en el final de la carretera de Pandillo, para caminar un par de kilómetros hasta cerca de la zona conocida como «Aguasal», y allí acampar con unas bellas vistas sobre la pared Oeste del Castro al anochecer. En el segundo día, volveríamos hasta el coche para dejar el material no necesario e iniciaríamos la ruta. Si para ir a Aguasal giramos a la izquierda tras pasar el puente; para ir al Valnera giraríamos a la derecha.
 
Anochecer en las murallas del Castro
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  Se trata de un recorrido de 18km entre ida y vuelta, algo exigente; no solo por el desnivel, sino por la orientación y la vegetación también. Al no ser un camino muy concurrido, nos podemos encontrar con tramos bastante cerrados. Pero esto le da cierto encanto a esta ruta también, ya que nos sentiremos como auténticos exploradores.
 
Mapa
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Perfil
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  Iniciamos la marcha en Pandillo, donde termina la carretera. Cruzamos el puente de piedras y tomamos el sendero que asciende a la derecha (SE); al inicio se trata de un bonito sendero que mezcla tierra con piedras, pero después se estrechará por la vegetación. Cruzaremos un pequeño arroyo y tomaremos dirección Sur antes de encontrarnos con las primeras casas de ganaderos pasiegos. Debemos seguir siempre el sendero más evidente, aunque en ocasiones nos será más facil adentrarnos en alguna campa cercada para evitar el camino que se cierra (cuidado con los pastores eléctricos). Como referencia para nuestro camino, deberemos seguir la línea de chabolas, siempre junto al río Pandillo; sabiendo que debemos llegar a la última chabola que se ve en el Este, bajo el alto de La Capia (o Alto de Peña Negra).
 
Cruzando el puente del inicio
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  De esta forma cruzaremos una primera vez el río hacia la vertiente derecha, y más adelante; deberemos de cruzar otro río más a la derecha justo antes de que el camino realmente se «empine». Al cruzar el río nos encontramos con un sendero que se adentra en el bosque, lo seguimos hasta encontrar un claro a mano izquierda, el cual cruzaremos para acercarnos al cauce, donde el sendero vuelve a ser más claro. A partir de aquí tomaremos como referencia el collado que hay entre La Capia y el Pico del Rostro.
 
Cruzando el río por última vez
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Parada en el ascenso
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Cabaña pasiega anterior al collado
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Una vez que llegamos al collado, tomamos dirección Este para buscar una pequeña canal que se abre en la ladera Sur de La Capia. Un fácil paso en el que nos tendremos que ayudar un poco de las manos, y después iremos rodeando la cima para llegar a otra cabaña; desde la que ya encontraremos el claro sendero que va hacia el Castro, dejando el Cubada Grande (o Peñanegra) a mano derecha. Caminamos al Norte, para después ir girando al Noreste por el valle que se abre entre el Cubada y el Castro. Nos debemos fijar entonces a mano izquierda en una brecha que se abre en las murallas del Castro, ya que por ahí deberemos avanzar. Siguiendo el sendero después, llegaremos a una «semicueva»; la cual atravesaremos haciéndonos pasar por espeleólogos (sin complicaciones) para enseguida salir a un raso de roca con la cima del Castro al fondo ya.
 
Canal de La Capia
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Rodeando La Capia
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Hacia el Norte, vemos el Castro
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Vista atrás a La Capia
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Jugando a «espeleólogos»
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   Los últimos pasos resultan más fáciles ya, al saber que la torre natural que tenemos frente a nosotros es la tan ansiada cima. En la parte final una fácil trepada (si se le puede llamar trepada) nos da acceso al casco donde se encuentran el vértice geodésico y el buzón del Castro Valnera (1718m.). Las vistas… increíbles, tenéis que ir. Para la vuelta en nuestro caso utilizamos más o menos el mismo camino, pero fue debido a que por culpa de la niebla no encontramos un sendero que debe ir desde el collado que hay entre el Castro y La Capia, por el Cerro de La Vara y hasta Pandillo.
 
Casco del Castro
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Trepada final
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Buzón

 

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Cubada grande
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Tierra de corzos y rebecos
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