En esta ocasión os propongo un breve paseo a la que es conocida como la “cascada de Altube”, para realizar con niños. Apenas serán 3 kilómetros entre ida y vuelta para conocer este salto de agua que se esconde en el barranco abierto por el arroyo Corraladas, afluente del río Altube. Una auténtica joya alavesa, ideal para días de calor, ya que transcurre completamente a la sombra del hayedo. Son varios los accesos posibles para conocer la cascada, como por ejemplo el alto del puerto de Altube, un aparcadero cercano al PK 29 de la carretera A-624, o Beluntza. Pero nosotros hemos escogido el más corto de todos, para poder realizarlo con el peque de la casa sin problemas.
Dejamos el coche en la amplia explanada que hay en el PK 27 de la carretera del puerto de Altube (A-624), y seguimos la carretera en sentido ascendente hasta los cercanos caseríos de Etxebarria y Olabarrieta. Tras estos, se da inicio a la pista forestal que desciende hasta la misma vera del río Corraladas. Si queremos evitar estos primeros metros pegados a la carretera, hay hueco para un coche o dos al inicio de la pista.
El camino empedrado en un principio, pasa a ser de tierra cuando llegamos al fondo del barranco. El desnivel no es exagerado en esta bajada y el paseo resulta agradable a la sombra de las hayas; mientras el pequeño se entretiene con las ranas que saltan en los charcos. El río nos saluda con sus meandros, cuando debemos sortear un pequeño cauce, ya sea pisando las piedras más grandes o utilizando un pequeño puente de hormigón que tenemos a nuestra izquierda. A partir de aquí el sendero comienza a ganar altura muy suavemente, a la vez que va aumentando el estruendo del agua que nos hace presagiar la llegada a nuestro objetivo.
En un momento dado un estrecho sendero se desvincula de la senda principal a nuestra derecha, siguiéndolo unas decenas de metros llegamos a ese rincón tan peculiar en el que está ubicada la cascada de Altube; es impresionante. Una poza en medio de la soledad del bosque, y una cascada de unos 5m que invita a colocarse bajo su chorro refrescante. Hay que estar no sólo para verlo, sino que para sentirlo también. La paz que se respira es omnipresente, y no dudamos en parar a comer algo aquí, mientras relajamos nuestros cuerpos cuando disfrutan de tal obra maestra.
Una decena de fotos después, emprendemos la marcha para alargar solo un poco la ruta, siguiendo la senda hasta que llega a un escondido refugio y puente de hormigón. En este punto decidimos darnos la vuelta y regresar sobre nuestros pasos, mientras nos entretenemos por el camino con ranas, palos, piedras y todas esas cosas que hacen feliz a un niño, por insignificantes que nos puedan resultar en ocasiones… En ocasiones deseo volver a ser “niño montañero” para recuperar esa admiración hacia todo lo que nos rodea.
El track: http://mugibili.euskadi.eus/mugibili/view.do?id=60214 (Mugibili)
https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=18410465 (Wikiloc)